Aunque no siempre son visibilizados en los medios de comunicación, cada año se reporta una gran cantidad de jóvenes que se suicidan. 2021 no ha sido la excepción, pues decenas de menores han tomado la decisión de matarse.
Según el Grupo de Apoyo Mutuo, datos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses dan cuenta que de enero a septiembre de este año se han reportado 388 posibles suicidios en el país, pues la causa de muerte es asfixia por suspensión o ahorcadura.
De éstos casos, el 20% se registró en niños y adolescentes entre 10 y 17 años. Esto quiere decir que 74 menores de edad decidieron terminar con su vida.
«Recordemos que las estadísticas de violencia en contra de la mujer han incrementado muchísimo en un 68%, entonces cuando vemos estos datos de asfixia por suspensión o ahorcadura y vemos que hay ciertos meses donde incrementa para las mujeres, tenemos que relacionar definitivamente con el hecho que tienen del encierro, los niños y las madres entonces el hecho de que estén dentro de la casa obviamente va a formar una psicosis«, señaló Karla Campos, investigadora del GAM.
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En el 2020 el INACIF reportó 471 suicidios de los cuales 106 se registraron en las edades de 0 a 19 años, mientras que en 2019 la cantidad de muertes por elección fue de 531 de las cuales 137 se registraron en el rango de edad de entre 0 y 19 años.
Ahorcamiento segunda causa
Campos aseguró que la asfixia por suspensión es la segunda causa de muerte más común entre los adolescentes. La primera está relacionada a hechos armados.
«En los casos de los adolescentes puede ser incluso por el tema de que ellos están tratando de encontrarse a sí mismos, pero si ahora le sumamos el tema de la pandemia, puede ser que esto genere que dentro de las familias como hay violencia, ellos estén desesperados, por eso mismo y además de estarse tratando de encontrar la afectación psicológica sea mucho más fuerte para la niñez y adolescencia», indicó Campos.
La investigadora recomendó a las autoridades que consideren brindar atención gratuita psicológica post pandemia para las familias, pues han tenido que enfrentar una carga emocional a raíz de la crisis económica y de salud.
Atención a cambios en comportamiento
Según la Asociación Nacional Contra el Maltrato Infantil, las intenciones suicidas en jóvenes siempre inician con cambios de comportamiento. Por ello los padres de familia deben estar atentos sobre el actuar de sus hijos y sus relaciones.
Según el psicólogo Francisco Ramírez, durante muchos años la salud mental en Guatemala ha sido un tabú tanto en niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. Desde antes de la pandemia los niños y jóvenes han enfrentado situaciones que producen depresión, estrés y ansiedad.
Sin embargo el encierro y el cambio de vida a raíz del COVID-19 han generado un aumento en los síntomas que podrían causar trastornos mentales que, de no ser tratados, pueden terminar en suicidios.
«Hay que recordar que el tema de la salud mental es un tabú, es algo que no necesariamente se habla y entonces esto hace que dentro de las mismas familias existan limitaciones de comunicación, limitaciones de confianza, también una brecha generacional entre los padres y los hijos, que si no se logra romper de manera adecuada va a generar que los niños vayan a tener estos síntomas pero no los socialicen o no se los expresen directamente a los padres«, indicó Francisco Ramírez, psicólogo.
Entre los síntomas más comunes en niños y adolescentes que pudiesen referir un trastorno mental se encuentran: cambios repentinos de conducta, trastornos del sueño, trastornos de alimentación o dejar de efectuar actividades que generaban placer o gratificación como salir a jugar.
Señales
1. Cambios de conducta
2. Trastornos de sueño
3. Trastornos de alimentación
4. Abandono de actividades que generaban bienestar
Fuente: CONACMI
«Ese tipo de cosas que vemos que son pequeñas en algún momento son esas señales de alerta que se manifiestan. ¿Por qué no las detectamos? Porque no necesariamente existe un canal de comunicación adecuado o que en muchas ocasiones vamos a tratar de decir, no es que esto es algo que le pasa a los jóvenes y siempre ha pasado, pero es justamente porque nunca se ha identificado como un problema como tal«, indicó el profesional.
El psicólogo indicó que los padres de familia que logren una comunicación fluida y basada en confianza con sus hijos, podrán detectar las señales que indiquen una posible patología. Para ello recomendó asesorarse con profesionales de la salud mental.
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