El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se sentarán para conversar en Ginebra el 16 de junio, en medio de fuertes disputas sobre interferencia electoral, ataques cibernéticos, derechos humanos y Ucrania.
Ambos países han reducido las expectativas de avances en la cumbre, y ninguno de ellos está de humor para hacer concesiones sobre sus numerosos desacuerdos.
La Casa Blanca ha evitado describir a Biden como buscando un «restablecimiento» en las relaciones con Putin, un término que a menudo usan los ex presidentes de Estados Unidos cuando buscaban mejorar las relaciones con Rusia.
Más bien, los funcionarios estadounidenses ven la reunión cara a cara como una oportunidad para desviar la relación de lo que ven como las aduladoras propuestas del ex presidente Donald Trump hacia Putin.
«El presidente de Estados Unidos no tiene miedo de hacer frente a nuestros adversarios y utilizar un momento de diplomacia en persona para transmitir las áreas en las que tiene preocupación y buscar áreas de oportunidad para trabajar juntos en áreas en las que tenemos un acuerdo mutuo», agregó. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo en una sesión informativa.
Anteriormente, dijo en un comunicado que los dos discutirían «la gama completa de problemas urgentes, mientras buscamos restaurar la previsibilidad y la estabilidad de la relación entre Estados Unidos y Rusia».
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El Kremlin dijo en un comunicado que los dos líderes discutirían las relaciones bilaterales, los problemas relacionados con la estabilidad nuclear estratégica y otros temas, incluida la cooperación en la lucha contra el COVID-19 y los conflictos regionales.
Con información de Reuters.