Gustavo Petro se convirtió ayer domingo en el primer político de izquierda en ser elegido como presidente de Colombia con sus promesas de impulsar profundos cambios económicos y sociales para reducir la pobreza, la exclusión y la desigualdad en el país sudamericano con marcadas diferencias.
El economista de 62 años que despertó a la vida política al ver llorar a su padre con la muerte del argentino Ernesto ‘Che’ Guevara, logró un 50,4% de los votos y superó al excéntrico empresario Rodolfo Hernández que alcanzó un 47,3% de los sufragios, según la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Petro, exalcalde de Bogotá y actual senador, convirtió sus humildes comienzos y su pasado revolucionario en un movimiento que cautivó a jóvenes y pobres con su discurso de cambio, pese al temor que despierta entre los empresarios y un amplio sector de la población.
Su triunfo electoral preocupa a muchos, en un país tradicionalmente conservador e históricamente gobernado por líderes de derecha o centroderecha.
«En Colombia nunca ha existido una experiencia de gobierno progresista. Todos los intentos de un siglo para acá fueron condenados a la violencia, incluso al asesinato de los mismos dirigentes que se proponían un cambio», dijo Petro en una entrevista con Reuters al explicar las razones por las que genera temor en un sector de la población y de los empresarios.
El político aseguró ser víctima de un ataque brutal de sus opositores que lo acusan de buscar perpetuarse en el poder, de tener planes para expropiar viviendas y convertir a Colombia en una Venezuela.
«A través del miedo logran de todas maneras que una parte de la sociedad sea adversa a nosotros», afirmó.
Conocido por sus apasionados discursos en el Congreso contra la corrupción y los grupos paramilitares, Petro propuso en campaña cambiar el modelo económico, subir los impuestos a los dueños de grandes extensiones de tierras improductivas y alejar al país de la dependencia económica del petróleo y del carbón para dar paso a energías limpias.
En una manifestación previa a la elección llamó al carbón y al petróleo ‘venenos’ y los comparó con la cocaína por su poder nocivo.
Su buen rendimiento académico en un colegio público le permitió ganar una beca y estudiar su carrera de economía en una universidad privada.
Por: Reuters