El centro tecnológico chino de Shenzhen, uno de los lugares más afectados por el peor brote de covid-19 que enfrenta el país asiático, no cerrará por completo.
Pese a las decenas de contagios diarios confirmados en lo que va de esta semana, las autoridades permitirán que las empresas reanuden su trabajo de manera «organizada» tras varios días de restricción de negocios no esenciales, según anunció este jueves un funcionario local, citado por Reuters.
Shenzhen, que se sitúa cerca de Hong Kong, reportó el miércoles 71 nuevos casos confirmados, frente a los 55 del día anterior.
Se trata de un brote de ómicron relativamente pequeño según la tendencia internacional, pero esta variante casi no había afectado a la China continental y, por lo tanto, genera preocupaciones.
No obstante, las autoridades también tomaron en consideración los eventuales efectos económicos de los bloqueos estrictos, que implicarían el peligro de una nueva ronda de escasez de automóviles y dispositivos electrónicos. Asimismo, la cuarentena ordenada a los camioneros y los operadores de almacenes podría alargar drásticamente los tiempos de carga y reparto de componentes dentro del país y en el mundo.
Para mantener abiertas las líneas de producción, las empresas chinas piden a sus trabajadores que coman, duerman y trabajen de forma aislada y esterilicen las instalaciones hasta tres veces al día. Además, las pruebas del coronavirus se toman a diario.