Dos años donde esos grupos de colonias, de aldeas, de cantones no recorrieron las calles con la alegría que los caracteriza.
Dos años donde el mundo tuvo que detener todas sus celebraciones, dos años donde los juegos pirotécnicos no iluminaron el cielo del país de la eterna primavera.
Dos años que la disciplina de los cadetes no recorrieron la plaza. Donde no se elevó la bandera y el Quetzal en lo alto de la Plaza de la Constitución.
Dos años que la Plaza no recibió a miles de guatemaltecos que viven día a día por su país. Dos años que las bandas escolares no hacían sonar sus melodías en el tradicional desfile.
Nuevamente volvemos a las calles. Recuperamos parte de lo que la pandemia nos quitó. Recuperamos la libertad de ver nuestras sonrisas.