Larry Hall, un excontratista del gobierno de Estados Unidos, creó un búnker de lujo para que los millonarios puedan sobrevivir al Apocalipsis.

Según informa The Sun, el hombre de 64 años comenzó a desarrollar en 2010 en Kansas su primer “condominio de supervivencia” llamado Survival Condo, el cual nació como idea tras el ataque a las Torres Gemelas en 2001 y que producto de la pandemia, aumentó el interés por habitar en el lugar.

Hall adquirió su primer silo de misiles de la Guerra Fría, un Atlas F. Intercontinental Ballistic Missile Silo, por 300 mil dólares en 2008 e invirtió aproximadamente 20 millones de la divisa estadounidense para convertirlo en una especie de edificio de lujo bajo tierra.

Tiene cerca de 60 metros de profundidad, 15 pisos, una piscina, cine, spa, gimnasio, campo de golf, muro de escalada y un parque para perros en su interior.

Pero eso no es todo, también cuenta con una escuela totalmente equipada, un supermercado, centro médico y laboratorio de acuaponía.

El lugar es capaz de albergar a un total de 75 personas por un período de cinco años. Allí existen suites que parten de un precio inicial de 500 mil dólares, mientras que los penthouse pueden llegar a los 4,5 millones de dólares, estando todos los lugares ya ocupados.

“El objetivo es proteger a los residentes de una amplia gama de amenazas que podrían acabar con el mundo, desde una guerra nuclear hasta una pandemia, el impacto de un meteorito y los disturbios civiles”, detalló Hall al medio británico.

En ese sentido, detalló que “estos son búnkeres de lujo reforzados con tecnología nuclear que están diseñados para proteger a cualquier residente tanto física como mentalmente”.

Por ejemplo, indicó que el Survival Condo está diseñado para resistir una ojiva nuclear de 20 kilotones detonada en un radio de menos de un kilómetro.

Los detalles

Hall explicó que las habitaciones cuentan con ventanas virtuales, la cual es una pantalla de proyección en la pared que brinda una vista del mundo exterior por transmisión de video.

Además, tiene cocina y baños modernos, mientras que se pueden hacer modificaciones en base a las peticiones de los dueños. En ese aspecto, señaló que un cliente saudí pidió una mezquita subterránea.

Y pese a que existe comida y agua disponible para más de 5 años, los dueños también pueden traer su propia alimentación.

“Si los residentes quieren traer su propia comida, también pueden hacerlo. Hay cámaras frigoríficas en las que pueden almacenar sus propios productos. Así que, por ejemplo, si vamos a estar encerrados durante siete años, entonces podemos traer siete pavos para guardarlos para el Día de Acción de Gracias. Es sólo una cuestión de lo que quieres. Es muy flexible”, relató.

Además, contaron con la asesoría de una sicóloga de la NASA para establecer bases para que la comunidad que resida en el lugar pueda funcionar bien ante cualquier eventualidad de lo que acontezca en el resto del mundo ante una emergencia.

De acuerdo a Hall, al principio las ventas comenzaron lentas, pero la pandemia aumentó el interés por el lugar, por lo que ya planea desarrollar otros proyectos similares en Europa y Asia, además de nuevos en Estados Unidos.