El último adiós para el querido Don Chente reunió a familiares, amigos e importantes figuras del espectáculo. 

Después de haber recibido una de las despedidas más dignas que un ídolo del espectáculo merece y en medio de los gritos de su público que seguía aplaudiendo aunque él ya no estaba ahí para cantarles, Vicente Fernández fue llevado desde el escenario de la arena que lleva su nombre hasta su última morada, donde reposará viendo de frente en la casa donde crecieron sus hijos y que cifra todos los esfuerzos que hizo en vida para labrar su gloriosa carrera.

Compuesto por familiares, amigos, figuras del espectáculo, miembros de la comunidad charra y hasta los médicos que atendieron al cantante durante los cuatro meses que estuvo hospitalizado, el multitudinario cortejo fúnebre lo siguió a pie hasta su sepultura, pero es la imagen de Alejandro Fernández con su nieta Cayetana en brazos, la que enterneció el momento.

Luego de algunas horas, los dolientes fueron partiendo uno a uno, entre estos, el propio Alejandro, quien después de haber agradecido al público su apoyo, ya no quiso hablar con la prensa.

Curiosamente, fue su hermano Gerardo Fernández, el que se detuvo a dar unas breves declaraciones.

«Les agradezco a toda la gente que estuvo orando y pidiendo por la salud de mi papá; yo creo que fue tan bueno que se fue a descansar. Las muestras de cariño van a seguir toda la vida…»

Figuras del espectáculo dan el último adiós a Vicente Fernández

En medio de una multitud de cámaras y micrófonos, también Ana Bárbara habló.

Es alguien que dejó un legado maravilloso de música, amor y humildad… él vino traernos música

Por su parte, Aída Cuevas recordó los detalles por parte de El Charro de Huentitán a lo largo de su carrera.

«Agradezco a la familia por hacernos parte de este momento que de verdad nos dolió en el alma… me ayudó, me grabó un dueto, él era muy dadivoso».

René Strickler, amigo cercano de Alejandro, acudió a acompañarlo en el último adiós a su padre, con quien también compartió varios momentos.

«Era un ejemplo de sencillez y humildad, eso es lo más grande de Vicente, además de su voz. No hay palabras que consuelen…. no hay palabras».

Y mientras El Rey era despedido en la intimidad de su amado rancho, a las afueras la efervescencia entre los asistentes continuaba, enriqueciendo la colección de inolvidables imágenes que poblarán la memoria colectiva y que darán pasó al nacimiento de su leyenda: el último ídolo de la música ranchera.

Con información de tvazteca.com