Flamengo conquistó este sábado en Guayaquil (Ecuador) la tercera Copa Libertadores de su historia al vencer en la final por 1-0 al Athletico Paranaense con un tanto del delantero Gabriel Barbosa Gabigol, que pasó a ser el máximo goleador brasileño en el torneo, igualado a 29 goles con Luizao.

El equipo carioca se unió así al club de los tricampeones brasileños, donde también están Sao Paulo, Palmeiras, Gremio y Santos, y al mismo tiempo privó al Paranaense de ganar su primera Libertadores, con lo que el equipo de Curitiba sumó ya dos finales perdidas de la competición tras la de 2005.

Como ya sucediera en 2019 con sus dos goles en la final ante River Plate, ‘Gabigol’ volvió a dar una Libertadores a Flamengo y anotó por tercera vez en una final, pues también hizo gol en la de 2021 perdida ante Palmeiras.

Esta final se decidió en los últimos minutos del primer tiempo, y en el agregado consecuente. En ese tramo del partido, el defensa central Pedro Henrique dejó al Paranaense con diez jugadores al ver dos tarjetas amarillas en nueve minutos, y ‘Gabigol’ se aprovechó de ese golpe psicológico para terminar de hundir al ‘Furacao’.

Hasta el minuto 43, el Athletico tenía plenamente controlado el partido. Era el dueño del centro del campo y no había permitido que el Mengao le generase ni una sola ocasión clara de gol, pero entonces llegó la expulsión de Pedro Henrique en una dura entrada sobre Ayrton Lucas a escasos metros del área.

Ahí el equipo de Curitiba comenzó a perder la final, ya que tras la expulsión, el técnico Luiz Felipe Scolari prefirió esperarse al descanso para reestructurar el equipo con un cambio, y en el tiempo añadido llegó el primer tanto del Flamengo.

En una jugada de tiralíneas entre Éverton Ribeiro y Rodinei por el flanco derecho, el capitán flamenguista puso un centro de ensueño para que Gabigol rematase a placer a la red en el segundo palo, lo que desató el delirio de los más de 15 mil hinchas de la ‘Nación Rojinegra’ presentes en el Estadio Monumental de Guayaquil.

Quizás en ese momento era demasiado premio para el equipo carioca, que en su tercera final en cuatro años de Copa Libertadores había salido con la tranquilidad propia de un equipo acostumbrado a estas grandes citas, y quiso cocinar el partido a fuego lento, consciente de que las finales no se ganan en los primeros lances del juego.

En cambio, el Paranaense enseguida le había mostrado los dientes en los primeros minutos para intentar ponerle algo de nervios en el cuerpo, con un disparo cruzado de Vítor Roque y una jugada donde Vitinho birló el balón a David Luiz y remató casi sin ángulo al cuerpo del portero flamenguista Santos.

La segunda mitad hacía prever que el Flamengo se lanzaría al ataque para dejar sentenciada la final y no defraudó, pues en los primeros minutos estuvo cerca de hacer el segundo gol en un mano a mano de Gabigol con el portero Bento y en un disparo envenenado de Pedro que se fue por encima del travesaño.

Luego Scolari puso toda la carne en el asador para tratar de empatar y a punto estuvo de lograrlo con un remate a bocajarro del delantero uruguayo Agustín Canobbio, pero la épica no estuvo esta vez del lado del Furacao.