Se cumplen 46 años del terremoto que azotara nuestro país el 4 de febrero de 1976, una fecha de triste recuerdo ya que en dicho movimiento murieron más de 23 mil personas, así como miles de viviendas y construcciones destruidas.
Además de las pérdidas humanas a consecuencia del fuerte sismo, muchas construcciones antiguas fueron afectadas en su estructura, sobre todo en la capital y departamentos como Sacatepéquez, Chimaltenango, donde iglesias y viviendas de la época colonial quedaron por los suelos.
En la capital, uno de los monumentos que fue seriamente dañado fue la Parroquia La Merced. La fachada de piedra y la bóveda central sufrieron grandes rajaduras, así como la parte de los muros del altar mayor los cuales se derrumbaron. Estos daños provocaron que la iglesia quedara cerrada al culto.
Sin embargo, los feligreses necesitaban en dichos momentos difíciles el consuelo de la religión, por lo que los padres Jesuitas, quienes tienen a su cargo el templo, trasladaron las imágenes de Jesús Nazareno, la Virgen en sus advocaciones de La Merced y Dolores, el cuadro de San Judas Tadeo entre otras, a las instalaciones del Colegio Loyola, ubicado en la 12 avenida de la zona 1.
Tomando en cuenta que la cuaresma de 1976 estaba cerca, los encargados de Jesús Nazareno resguardaron la imagen en la biblioteca del colegio y durante varios días trasladaban en una sencilla anda a Jesús de La Merced al patio del colegio Loyola para que sus devotos pudieran rezarle y participar de la Misa.
Según las crónicas de la época, las réplicas del terremoto continuaban, incluso un mes después, cuando Jesús Nazareno sale en procesión de rogativa y a medio recorrido se detuvo el cortejo ante un sismo sensible.
Sin duda, esta es una de muchas anécdotas que dejó un hecho trágico e imborrable en la historia moderna de Guatemala.