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El Gobierno de centroizquierda sufrió el domingo una contundente derrota en los comicios de medio término de Argentina, que lo ha debilitado aún más y lo obligará a buscar consensos con la oposición de centroderecha para salir de una grave crisis económica.

Una mujer emite su voto en un colegio electoral durante las elecciones legislativas de mitad de período, en Buenos Aires, Argentina, el 14 de noviembre de 2021. Foto: REUTERS

La coalición opositora Juntos por el Cambio venció al peronismo en los principales distritos del país, según el escrutinio provisorio, lo que afectará la capacidad de gestión del mandatario peronista Alberto Fernández y allanará el camino de la oposición hacia las elecciones presidenciales de 2023.

Tras perder el control del Senado, el oficialismo necesita que el Congreso trate próximamente reformas económicas y un eventual acuerdo para renegociar una deuda de 45.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI), trámites que ahora podrían dificultársele.

«Hoy dimos un paso enorme (…) Tenemos una oportunidad enorme, miremos hacia adelante», dijo el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, considerado por muchos expertos como el principal candidato de la oposición para la presidencia en 2023.

En la provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país y enclave histórico del peronismo, Juntos por el Cambio obtuvo el 39,8% de los votos frente al 38,5% del oficialismo, con un escrutinio local avanzado al 98,2%.

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, habla acompañado por el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa, Gisela Marziotta, Leandro Santoro, el gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Victoria Tolosa Paz durante un evento después de las elecciones de mitad de período en Buenos Aires, Argentina. Foto: REUTERS / Agustin Marcarian

La oposición obtenía un 47% de los votos frente al 25,1% del oficialista Frente de Todos en la capital argentina, con un conteo avanzado al 99,4%.

La centroderecha también se impuso en provincias importantes como Córdoba, Santa Fe, Chubut y La Pampa -como anticipó Reuters-, lo que dejó al peronismo sin el control del Senado tras casi 40 años.

En medio de un panorama desolador, el presidente Fernández dijo tras la derrota que en diciembre enviará al Congreso un plan económico para consensuar con la oposición.

Además, el mandatario señaló que buscará ordenar las cuentas públicas y acordar con el FMI.

«Necesitamos que las grandes mayorías generen consensos. En ese sentido, en la mayor brevedad posible, voy a dirigirme a los representantes de la voluntad popular y las fuerzas políticas a las que representan para acordar una agenda tan compartida como sea posible», dijo el mandatario.

Tras imponerse con holgura en los comicios presidenciales de 2019, la imagen de Fernández se ha derrumbado en el último año por una prolongada crisis económica, con una inflación cercana al 50% -que impactó especialmente sobre la clase baja-, y por las críticas a su gestión de la pandemia de coronavirus.

Las disputas dentro de la coalición gobernante entre Fernández y su poderosa vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, también generaron descontento entre los votantes y añadieron incertidumbre al futuro económico y político de la nación, cuya moneda sufrió una profunda caída en los últimos días.

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«En general, es probable que la volatilidad macroeconómica y financiera se mantenga alta y, dados los grandes desequilibrios actuales, parece inevitable una gran devaluación a corto plazo», afirmó Alberto Ramos, de Goldman Sachs.

En los comicios se renovaron 127 asientos de la Cámara de Diputados sobre un total de 257, mientras que en el Senado ocho provincias disputaron 24 bancas sobre un total de 72.

En la Cámara Baja, donde el oficialismo tiene el bloque más numeroso pero no la mayoría, el equilibrio de fuerzas se mantuvo.

Pero la coalición oficialista Frente de Todos perdió el control del Senado, en manos del peronismo desde que el país retornó en 1983 a la democracia.

El triunfo opositor podría generar nuevos roces entre el moderado Fernández y su vicepresidenta, de una centroizquierda más radical, aunque difícilmente decidan romper la coalición de Gobierno, según los expertos.

Con información de Reuters.