Los talibanes ofrecieron el martes su primera conferencia de prensa desde que tomaron control de Kabul en Afganistán y declararon que desean relaciones pacíficas con otras naciones y que respetarán los derechos de las mujeres, dentro del marco de la ley islámica.
«No queremos ningún enemigo interno o externo», dijo el principal portavoz del movimiento, Zabihullah Mujahid.
Mujahid afirmó que a las mujeres se les permitirá trabajar y estudiar y «serán muy activas en la sociedad pero dentro del marco del Islam».
Los talibanes no tomarán represalias contra exsoldados y miembros del Gobierno respaldado por Occidente, dijo, y añadió que el movimiento otorgará una amnistía a los exefectivos del gobierno afgano, así como a los contratistas y traductores que trabajaban para las fuerzas internacionales.
«Nadie les va a hacer daño, nadie va a ir a buscarles a sus casas», aseguró.
Muhajid dijo que los medios privados podrían seguir siendo libres e independientes en Afganistán, y agregó que los talibanes están comprometidos con la libertad de prensa, dentro de su marco cultural.
El tono conciliador de Mujahid contrasta fuertemente con los comentarios del primer vicepresidente afgano, Amrullah Saleh, quien se declaró a sí mismo el «legítimo presidente encargado» y prometió que no se doblegaría ante los nuevos gobernantes de Kabul.
La conferencia de prensa se realizó mientras se reanudaban los vuelos militares de evacuación de diplomáticos y civiles de Afganistán, después de que la pista del aeropuerto de Kabul fue despejada de las miles de personas desesperadas que intentaron huir el lunes tras la toma de la capital.
Mientras se apresuran a evacuar a diplomáticos y civiles, las potencias extranjeras están evaluando cómo responder al nuevo escenario político de Afganistán.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que los talibanes deberían permitir que todos aquellos que quisieran salir del país se fueran, y agregó que el objetivo de la alianza occidental era ayudar a establecer un estado viable en Afganistán.
Según un pacto de retiro con las tropas estadounidenses alcanzado el año pasado, los talibanes acordaron no atacar a las fuerzas extranjeras al salir del país.
Continúan las evacuaciones
Las fuerzas estadounidenses tomaron control del aeropuerto, su única forma de salir de Afganistán, cuando los militantes completaron el domingo una fugaz campaña apoderándose de Kabul sin mayor resistencia.
El número de civiles se redujo, dijo a Reuters un oficial de seguridad occidental en el aeropuerto, un día después de las caóticas escenas en las que tropas estadounidenses dispararon para dispersar a las multitudes y la gente se aferraba a un avión de transporte militar de Estados Unidos mientras avanzaba por la pista para despegar.
Al menos 12 vuelos militares despegaron, según un diplomático en el aeropuerto, incluyendo aeronaves enviadas por los gobiernos de Australia y Polonia para recoger a sus nacionales y a sus colaboradores afganos.
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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defendió su decisión de retirar sus fuerzas tras 20 años de guerra -la más larga del país- que, según dijo, costó más de un billón de dólares.
«Mantengo con firmeza mi decisión», dijo Biden. «Después de 20 años, he aprendido por las malas que nunca habría un buen momento para retirar a las fuerzas estadounidenses», expresó el mandatario demócrata.
Al enfrentar críticas incluso de los diplomáticos de su propio Gobierno, Biden dijo que la llegada de los talibanes al poder se produjo porque los líderes políticos afganos decidieron escapar y las fuerzas locales ya no tenían más voluntad para luchar.