Elida Rivera, junto a sus hijos de 11, 6 y 5 años de edad, sufren el dolor de la pérdida física de Rubelssy Manrique Pérez Ramírez, de 38 años, quien falleció en el incendio que se registró el pasado 27 de marzo cuando esperaba ser deportado a Guatemala, por intentar cruzar a los Estados Unidos para cumplir el denominado sueño americano, pero el siniestro provocó que ahora estén viviendo una pesadilla.

Aparte del dolor que embarga a la familia del migrante guatemalteco, se enfrentan a una deuda de 140 mil quetzales que le habrían pagado al coyote para que llevara a Rubelssy a los Estados Unidos, cuyo viaje inició hace 15 días.

Familiares y amigos recordarán a Rubellsy, como un hombre trabajador que lo único que quería era viajar a los Estados Unidos, para mejorar la calidad de vida de sus hijos y esposa, pero que ahora retornará en un ataúd y sin fecha establecida para brindarle cristiana sepultura.

Con información de Whitmer Barrera