Un sol despejado y brillante acompañó durante los al menos 2.5 kilómetros de distancia desde su casa hacia el cementerio Las Azucenas a la pequeña Génesis, de 7 años.

En el recorrido para la familia y los seres queridos y más cercanos de la pequeña fue inevitable no derramar lágrimas y a gritos, exigir justicia por la niña.

Mientras que en el interior de la carroza fúnebre iba a la abuela de la pequeña, doña Josefina, quién se aferró a la caja en la que descansaban los restos de su nieta lamentando lo sucedido y rogando paz y descanso para Génesis.

Al llegar al camposanto, los niños recibieron a su amiga entre gritos que exigían justicia y los más grandes llevan en sus manos globos blancos con la idea de soltarlos al momento de su sepultura.

En el lugar varias personas dieron palabras de aliento a la familia y oraron porque la pequeña descanse en paz.