El gobierno de El Salvador llevó sus esfuerzos contra las pandillas callejeras del país a otro nivel, al enviar a los reclusos a los cementerios para destruir las tumbas de los miembros de las pandillas en una época del año en la que las familias suelen visitar las tumbas de sus seres queridos.
Los presos han destrozado las tumbas con martillos y palancas para impedir que sus admiradores las conviertan en lugares de culto o realizar reuniones.
La mayoría de las tumbas estaban marcadas con las letras «MS», de la pandilla Mara Salvatrucha.
El alcalde, Henry Flores, dio a conocer que los reos salvadoreños de la Mara Salvatrucha, habían destruido al rededor de 80 lápidas en el cementerio municipal y al mismo tiempo se comenzó a borrar grafitis relacionados con la pandilla.
El viceministro de justicia y director de la cárcel de El Salvador respalda lo ocurrido. «No podemos tener un solo símbolo alusivo a las maras o a las pandillas en ninguna comunidad, barrio o parte de este país».