Cada grado que sube la temperatura global, aumenta el estrés térmico de los animales de sangre fría y los acerca a la muerte, incluso en un escenario de subida de temperaturas moderada.

La investigación recuerda que los animales ectotérmicos (de sangre fría) son muy vulnerables al calentamiento global, ya que dependen de fuentes externas para regular su temperatura y sus procesos bioquímicos.

Por eso, los animales ectotérmicos suelen vivir en hábitats con temperaturas moderadas, y aunque son capaces de soportar -hasta cierto punto- picos de temperaturas estresantes, su tolerancia está limitada por la intensidad y la duración del estrés térmico.

Los autores quisieron averiguar dónde está el umbral de la sensibilidad térmica de estos animales y, para ello, analizaron aspectos biológicos como la actividad enzimática, el ritmo cardíaco, la locomoción, la alimentación y la tasa metabólica de 314 especies ectotérmicas (peces, hormigas y moscas de la fruta, entre otros).

Descubrieron que los efectos del calentamiento son mucho mayores cuando las temperaturas resultan estresantes para esos animales.

En concreto, el estudio constató que en 112 especies, la tasa de procesos que provocan el coma por calor o la muerte por calor aumentaba en más de un 100 por ciento por cada grado de calentamiento.

A la vista de estos resultados, los investigadores advierten que a medida que el mundo se calienta, esta extrema sensibilidad térmica podría tener “consecuencias alarmantes para los animales de sangre fría”.

De hecho, según sus cálculos, los futuros aumentos de las temperaturas máximas en todo el mundo podrían disparar las tasas de mortalidad por calor un 774 por ciento en los animales de sangre fría terrestres y un 180 por ciento para los acuáticos en el año 2100.

Para los autores, este hallazgo sugiere que estamos subestimando el impacto potencial del calentamiento global, incluso en un escenario de aumento de temperaturas modesto.

Con información de EFE