La mujer atraía a personas a su hogar regalando postres, mientras que excusaba los malos aromas por ser ella mayor y no poder limpiar aguas residuales.
Más perturbador que el caso de la mujer que mató a su esposo de 70 años y lo dejó deshaciéndose en un tambo de sosa cáustica en su propio negocio o el adolescente que apuñaló a su hermano menor de edad, es la historia de esta ancianita que disfrazaba asesinatos con pasteles.
Mujer mataba personas con pasteles
Bien dicen que uno no debe juzgar un libro por su portada y eso lo aprendieron muy bien los habitantes de una ciudad donde la que parecía una dulce abuelita de cara tierna que además tenía “alma de filántropa” regalando pasteles a los más necesitados resultó ser una asesina en serie.
Los pasteles eran de hecho el modo de atraer a sus víctimas a quienes drogaba y dormía para luego poderlos asfixiar cuando caían presa del envenenamiento, una vez asesinados los enterraba en fosas comunes cavadas por convictos en su jardín.
Los extraños aromas llamaron la atención de sus vecinos, sin embargo, la mujer alegaba que su domicilio era una casona vieja y tenía aguas residuales y ratas que generaban la peste.
Fue hasta la revisión de un policía que se encontraron siete cadáveres que habían sido inquilinos de la pensión que la mujer mayor había montado en su hogar, por ello fue llevada a juicio y declarada como culpable de al menos tres asesinatos que le dieron una cadena perpetua.
Sin embargo, hasta la fecha el caso de Dorothea Puente en Sacramento, California, Estados Unidos es una de las más perturbadoras historias jamás contadas.
Para 1988 sería encarcelada en el Centro de Mujeres de California Central en Chowchilla donde moriría poco más de veinte años después cumpliendo su condena en 2011 a la edad de 82 años.
Con información de TV Azteca Jalisco