Los impulsos eléctricos realizan el recorrido por nuestro cuerpo hasta las neuronas receptoras, lleva al cerebro, concretamente al tálamo y se produce una respuesta en conjunto de las neuronas. Y es ahí donde se activa la sensibilidad en las diferentes partes del cuerpo.
Una vez que el dolor ya ha sido generado, entran en acción varios factores. Estos podrían ser físicos (gravedad de la lesión), emocionales (ansiedad, depresión) y cognitivos (creencias sobre el dolor), y los factores que contribuirían a disminuirlo también podrían ser, a su vez, físicos (tratamientos, descanso), emocionales (relajación y positivismo).
De alguna u otra manera el dolor es útil, porque nos alerta ante el daño.
Con información de Astrid Barrios