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Medios de Estados Unidos dieron a conocer la historia de amor y esperanza de un migrante guatemalteco que encontró el amor en el país del Norte y que pasó por varios obstáculos, entre ellos la deportación.

Otto Morales-Caballeros y Sandra Scribner Merlim durante su reencuentro. Foto: Brianna Soukup / Press Herald.

Esta es la historia de Otto Morales-Caballeros y Sandra Scribner Merlim, que según el diario Press Herald, se conocieron en 2006 en Estados Unidos y se casarían nueve años después.

Sin embargo, hace cuatro años, agentes de inmigración detuvieron a Morales-Caballeros cuando se dirigía al trabajo. Otto huyó de Guatemala a EE. UU. sin papeles cuando era apenas un adolescente.

En su momento, el gobierno federal no aplicó la deportación porque no se le consideraba prioritario, pero las políticas de inmigración bajo la administración Trump hicieron cumplir la triste orden del regreso a Guatemala en 2017.

Merlim no se dio por vencida y con el apoyo de un abogado hizo el trámite para que su esposo pudiera regresar con ella, pero el proceso se complicó debido a una cirugía cardiaca a la que tuvo que someterse, aunado a los cambios migratorios y a la pandemia del coronavirus.

Otto Morales-Caballeros y Sandra Scribner Merlim durante su reencuentro. Foto: Brianna Soukup / Press Herald.

¿Quién es Otto Morales?

Morales creció en Petén, actualmente tiene 42 años y dijo que huyó de la violencia en el país.

Cruzó el río Bravo hacia Texas cuando tenía solo 17 años. En ese entonces desconocía que podría haber obtenido un estatus legal solicitando asilo durante su primer año a los Estados Unidos y le habría facilitado las cosas, según Press Herald. Vivió en Nueva Jersey y luego a Main, donde conoció a su futura esposa.

Merlim a pesar de las dificultades visitó Guatemala en dos ocasiones entre 2017 y 2018, pero no pudo hacerlo por su enfermedad y la pandemia, así que tenía 3 años de no ver en persona a su marido.

Hasta que finalmente, el 5 de diciembre se volvieron a encontrar. Se fundieron en un abrazo, mientras decían «Lo logramos, lo hicimos». 

«Por cierto, nunca volverás a irte sin mí», dijo Merlim, riendo. «A donde sea que vayas, iré contigo».