El combinado ruso, anfitrión del torneo, se hace con su tercer mundial en su historia tras derrotar a Japón (5-2). No hubo lugar a la sorpresa.
Rusia logró hoy su tercer título mundial de fútbol playa al derrotar en la final a Japón (5-2) en un partido que los eslavos dominaron desde los primeros minutos.
No hubo espacio para la sorpresa. Los anfitriones salieron a por el partido desde los primeros minutos y, al contrario que contra los suizos, no se dejaron sorprender por el equipo nipón, semifinalista hace dos años.
En el primer parcial fue suficiente con el gol de Zemskov a los cuatro minutos (1-0). Los asiáticos empataron al comienzo del segundo período por medio de Akaguma a pase del legendario Ozu Moreira. Pero los rusos volvieron a recuperar la iniciativa en el juego y en el marcador con dos tantos de libre directo de Krashenninikov y Novikov.
Akaguma recortó distancias desde el punto de penalti a los 17 minutos poniendo el corazón en un puño a la parroquia local, pero Paporotniy puso las cosas en su sitio dos minutos después. Así terminó el segundo parcial (4-2).
Los japoneses lo intentaron en la tercera parte, pero fueron los rusos los que volvieron a marcar por medio de Krashenninikov. El resultado ya no se movería. (5-2)
De esa forma, los rusos conquistaron brillantemente su tercer entorchado después de los logrados de manera consecutiva en 2011 y 2013. Mientras, los japoneses suben un peldaño tras el cuarto puesto de 2019, aunque se les resiste el título mundial.
El tercer lugar en el podio correspondió a Suiza, el equipo revelación del torneo, que derrotó a Senegal (9-7). Dicho encuentro fue aún más emocionante y entretenido que la gran final.