La fe de las personas se hace notar cuando llegan a la Basílica de Esquipulas para venerar al Cristo Negro, una tradición que inicio desde el año 1595.
De acuerdo con los datos históricos, la celebración inició con la llegada de la imagen al municipio de Esquipulas en Chiquimula, ya que los pobladores querían una propia.
«Los habitantes del lugar deseaban tener un Cristo del que tanto les habían hablado los evangelizadores, entonces mandaron a esculpir la imagen. A la imagen se le tuvo mucha devoción, entonces los milagros, las bendiciones y todas estas situaciones empezaron a sucederse y por eso les puedo decir que es una obra de la fe porque sino, las personas no pudieran recibir todas las bendiciones y esos milagros que tiene», indicó Rafael López, monje benedictino.
Conforme pasaron los años la Romería a Esquipulas se hizo tan popular, que se integraron personas de distintos puntos del país, e inclusive hasta extranjeros.
«Este es el punto donde todas las personas llegan, en donde la fe se vuelve inquebrantable ya que aquí elevan sus oraciones y hacen sus peticiones para que los milagros sean concedidos por el Cristo de Esquipulas», agregó el religioso.
«Una de las principales cosas que los peregrinos hacen es pasar a los pies de la imagen que trae todo ese simbolismo que el peregrino, bien haciendo una cola generalmente extensa, en este tiempo que puede durar unas dos o tres horas y desde que el peregrino comienza a hacer la cola, él comienza a hacer sus peticiones ante Cristo, porque sabemos que a los pies de la imagen, no puede estar tanto tiempo, pero vienen orando, pidiendo la bendición para todo el año y vienen dando también los agradecimientos al Señor», puntualizó.
Del 13 al 15 de enero en la Basílica de Esquipulas se celebran de cinco a ocho misas, en la cuales los peregrinos dejan sus intenciones que son leídas antes de cada Eucaristía.
Tal ha sido la magnitud de esta tradición que desde enero de 2016, la Romería a Esquipulas se convirtió en Patrimonio Cultural de la Nación.